El título a mí me sorprende (y hasta asquea) tanto como a ustedes. James Auger y Jimmy Loizeau (sí, nosotros tampoco sabemos quiénes son) idearon un reloj un poco aterrador, aunque completamente ecológico.
El reloj se inspira, libremente, en las plantas carnívoras. El fly paper clock, tal es su nombre, tiene una gran cinta transportadora con pegamento (existe un nombre en inglés para eso, fly paper, “papel mosca”) que está rociada con miel, para atraer de ese modo a los insectos y que se queden pegados a la misma.
La cinta transportadora luego lleva a la mosca a una pila de combustible microbiana. ¿Qué hace? Básicamente es una celda con bacterias dentro, que al ingresarle materia orgánica (en este caso, la mosca), es capaz de generar energía eléctrica. 8 moscas alcanzan para hacer durar 12 días el reloj.
Les dejo un video de la presentación del producto:
Sin dudas este prototipo puede ser de gran utilidad en el futuro, cuando finalmente empecemos a usar masivamente energías renovables. Pero extendamos un poco este invento, y supongamos que existe una celda de combustible microbiana que es capaz de generar energía a partir de humanos. Fácil de imaginar, ¿verdad? A esto, sumémosle la teoría SKYNET del post del otro día referido a Roboearth.
Sip. Estamos jodidos. Vía Ubergizmo.
Un hombre condujo 6000km con su mujer en la celda microbiana para no dejar rastros, las fotos de como quedó en fabio.com.ar, links de viernes. 😀
Que la célula funcione con materia orgánica indica que también puede ser alimentada con humanos…
:rolleyes::rolleyes: