El pasado domingo el Perlan II, el planeador de Airbus que busca romper récords, logró uno nuevo.
Es la primera vez que un planeador alcanza la línea Armstrong, no es un límite del que se suela hablar mucho pero no es poco relevante. Esta es la zona de la estratósfera donde el agua del cuerpo humano, saliva, lágrimas o lo que sea (la sangre no porque va por dentro, contenida) hierve si no se está en una cabina presurizada o con un traje especial.
A tan sólo 6.25 kPa (0.906 psi) de presión, por encima de los 18.000 metros o 59.000 pies, el agua hierve a la temperatura del cuerpo humano (36.5 grados cenígrados). Obviamente a esa altura la hipoxia es un problema mayor que ya se da unos cuantos kilómetros más abajo.
El objetivo final del Perlan II es lograr llegar hasta mucho más arriba, 90.000 pies, para ello aprovechan ciertas condiciones particulares que hay en la Patagonia argentina con las corrientes ascendentes que son las que lo pueden llevar más allá de los límites actuales. Para ascender es remolcado por un Grob Egrett G520, que ya es un avión de gran altitud, a unos 43.000 pies.
Para darse una idea proporcional, el Perlan comenzó su vuelo a la altitud máxima de la mayoría de los vuelos comerciales, de ahí hacia arriba y su objetivo de 90.000 pies, unos 27km, es un poco más arriba de la cota máxima de una bestia como el SR-71. Sin dudas hay muy poco aire allí arriba para que un planeador se sostenga.
Via Airbus
El domingo ya obtuvo el récord de volar a casi 76000 pies (23000 metros), es terrible lo que están logrando 🙂