A fines de la semana pasada, y gracias a la reunión del G20, tanto Donald Trump como Xi Jinping (presidente chino) se encontraron y acordaron varias cosas para aflojar en su riña comercial, una de ellas, la que nos compete, es el “perdón” a Huawei y la posibilidad de que las restricciones que ponían en vilo a la firma se caigan completamente (o algo así).
El punto es que las empresas norteamericanas habían recibido la orden de no comerciar con Huawei porque la administración Trump la consideraba un agente del estado chino que espiaba a sus ciudadanos. Algo que sólo puede hacer el FBI, la CIA, o la NSA 😀 pero que obviamente tenía una gran connotación política por detrás.
Este fin de semana el escenario cambió y la vida de Huawei parece volverle al cuerpo además de la negociación por tarifas que ya estaba poniendo de los pelos a casi toda empresa tecnológica de los EEUU porque las afectaba directamente. Por ejemplo Trump accedió a quitar las tarifas por casi 300.000 millones a productos chinos que había anunciado previamente.
Para algunos todo esto es una muestra de cómo funciona Trump, amenaza violentamente, ataca sin piedad, luego cede ante casi todo, es raro, a veces le funciona muy bien, otras queda como un débil, nunca se llega a comprender completamente pero mal no le está yendo aunque rompa con esquemas establecidos y sea básicamente un animal furioso.
El año pasado había sucedido algo parecido con ZTE pero al día de hoy no es que la firma esté sin restricciones así que esto levanta una sospecha ¿realmente perdonarán a Huawei? Con perdón no me refiero a que Huawei estaba haciendo algo malo en particular (la acusación de Trump nunca tuvo evidencias a favor aunque fuese una sospecha razonable) pero en el mundo Trumpiano eso no es muy relevante.
Pero algo cambió radicalmente y es que tanto Huawei como cualquier otra empresa china ahora saben que no pueden confiar en los EEUU como proveedor ni como único cliente. El hecho de que este apretón comercial derivara en la promoción de un sistema operativo propio y que otras empresas chinas, no afectadas directamente, se sumaran a la propuesta (bah, supongo que fue un llamadito del politburó chino) poniendo en competencia directa contra Android e iOS fue también un llamado de atención para Trump.
Por más que Huawei quede completamente liberada de este problema ninguna empresa china lo estará a futuro, todas corren el riesgo de ser la próxima víctima o rehén de la lucha comercial o los delirios de quien sea, si tan sólo con una orden presidencial, sin juicio ni evidencias, alcanza para destruir a la mayor empresa de celulares de un día para otro, obviamente esto marca un antes y un después y una obligada diversificación de servicios para todos los fabricantes chinos.
Cabe destacar que en China los servicios de Google no existen, no podrían por las leyes chinas (Google debería dejarles espiar todo e-mail de todo usuario chino al gobierno) así que salir de Android a otra cosa es totalmente factible. Esto puede tener un efecto cascada y desparramarse hacia otros mercados como India, sudeste asiático y África, no creo que esta jugada tenga un resultado, en el largo plazo, positivo para Android aunque está tan consolidado a nivel global que pareciera que existen pocas posibilidades de quitarles hegemonía… salvo cuando aparece Trump a patear el tablero 😀
Una cosa es cierta: la relación entre empresas de EEUU y China ya no será la misma.