Puede que les resulte conocida la historia, Apple lanzaba su “Retina” display, una pantalla que superaba la cantidad de pixeles que podía definir el ojo humano. La maquinaria de marketing inflaba buzzwords para tratar de demostrar lo “necesario” de tener tanta resolución en la palma de la mano.
Con el tiempo aparecieron teléfonos 4K por todas partes pero… nadie los necesitó, una pantalla de un Galaxy Note 10+ mide 6.8″, tiene una resolución de 3040×1440 pixeles lo que da una densidad de 498ppi, una barbaridad innecesaria para una pantalla que se usa, habitualmente, a 30cm de la cara.
Poco a poco el rango medio y medio alto de teléfonos se quedó en los clásicos 1080p: se ven perfectos y las mejoras reales se dan en tipo de pantalla (AMOLED sobre LCD IP) o en refresh rate (60Hz o más) que es lo que uno puede percibir.
Con los televisores pasa lo mismo pero, además, hay otro detalle que uno pasa de largo: ancho de banda.
Más allá si existe contenidos para ver en 8K (todavía no) ese problema se soluciona con el paso del tiempo, lo mismo pasó con 720p, 1080p, 4K, con el tiempo tuvimos acceso a esos contenidos así que ese sólo es un tema de tiempo, el problema es que no tenemos el ancho de banda suficiente instalado en los hogares.
Un streaming de 4K requiere 25Mbps como mínimo, uno de 8K requiere 100Mbps. Sólo un segmento muy pequeño de la sociedad podría consumir 8K con la base instalada e instalable en el futuro cercano, las redes tendrían que abrirse a un ancho de banda de los 250Mbps hogareños que existen pero no en todos lados.
El costo sería elevado no sólo para el consumidor sino para quien sirviera el contenido así que 2020 no será el año precisamente de mayor consumo ni disponibilidad de estos contenidos.
Pero no es lo único, además está el tamaño, cuando hablamos de lo innecesario de la pantalla de alta resolución en teléfonos y pasamos a TVs sucede lo mismo. Es prácticamente imposible ver un pixel en un 4K a una distancia de 2 metros (un living típico), pero los 8K presentados en CES son además enormes, 55″ como mínimo a 77″. Estos tamaños se ven fantásticos en el living de una casa enorme pero no tienen lugar en la mayoría de los hogares del mundo. El nicho es cada vez menor.
Esto fue siempre igual, ya fuere un viejo televisor de tubo con proyector (esos que apenas tenían brillo) pasando por los Trinitron hasta los 1080p o 4K gigantes. Se llegó al mismo punto de los celulares: si se achica el tamaño no hay beneficio alguno, si se amplía el tamaño (para aprovecharlo) es difícil encontrar el lugar físico donde meter semejante bestia.
Otro detalle no menor es el procesamiento requerido, cuantos más pixeles más GPU y ancho de banda interno, si se trata de un TV tal vez no parezca un problema pero en el global contribuye a ser un sistema totalmente ineficiente en lo energético para no recibir un beneficio real tangible.
Eso sí, se ven hermosos y todos querríamos ocupar una pared entera con imagenes 8K, pero realmente para lo que es ver cine o TV difícilmente podramos apreciar alguna diferencia. Consejo: durante los próximos años con un 4K sobrará calidad de imagen. Después, cuando el ancho de banda hogareño sea de 1Gbps, vemos!
Recién hace unos meses pude disfrutar realmente de streaming a 1080p cuando pasé 12mbps de ancho de banda. Hasta ese entonces o tenía que recurrir al torrent o a videos muy breves. 4K me parecen muy lejanos aun y 8K es directamente ciencia ficción.
Qué lejos estamos de Japón y Korea, definitivamente.