Justo antes de que las autoridades de Nueva Zelanda cerraran toda actividad por el COVID-19 el equipo de Rocket Lab realizó la prueba de recuperación en el aire. Se trata de una forma muy particular de capturar la primera etapa del cohete Electron, cazarlo en pleno vuelo.
El Electron es un cohete pequeño así que no es una bestia enorme como otros, esto le permite bajar lentamente en paracaídas y ser “capturado” en pleno vuelo por un helicóptero. La acción no es sencilla, requiere de mucha habilidad, cierto riesgo, mucho cálculo y hasta un clima favorable, pero técnicamente demostraron que es factible.
Desde ya que esto no es una prueba completa, para serlo debería capturarse el booster luego de haber sido lanzado. El problema ahí radica en ubicarlo con precisión en su descenso y llegar a tiempo antes de que de con el mar. De esta forma podrán recuperar los motores (la parte más costosa de todo lanzador) y reutilizarlo.
Es un método muy distinto al de SpaceX pero tiene sus razones, el Electron no es un cohete tradicional, sus motores usan bombas eléctricas, lo que lo hacen menos potentes, y por ende nunca tiene combustible de sobra. No hay margen. Así que no puede volver y aterrizar verticalmente.
Rocket Lab no es la única empresa pensando en este tipo de recuperación, al parecer los rivales de SpaceX se decantan más por recuperar los motores y descartar el resto del booster, poder utilizar los lanzadores al máximo y sólo recuperar motores bajando en paracaídas.