Días atrás Bloomberg explicaba desde el punto de vista económico algo que está afectando a toda la industria de tecnología, pero no sólo la de gadgets o equipamiento de hogar sino TODA la tecnología.
La situación se originó al comienzo de la pandemia de COVID 19 a principios del año pasado. Los fabricantes de procesadores y chips controladores ajustaron la producción con sus modelos de crisis.
Pero esta no fue una crisis normal, en un comienzo todos sus grandes clientes también limitaron los pedidos así que el modelo aplicó perfectamente. Se escaló la producción a un mínimo sustentable y se pensó que eso iba a continuar.
Mas lo que sucedió a continuación no fue predicho por ningún modelo: la demanda aumentó. Es que no era una crisis conocida, el consumo aumentó porque la gente se encontró en sus hogares pero con dinero en abundancia que ya no gastaba en vacaciones u otros gastos, pudo comprar y cuando lo descubrió lo hizo en abundancia.
No se limitó a tecnología para el hogar sino hasta vehículos. Aunque no parezca que tiene mucho sentido actualizar el automóvil que apenas se va a utilizar, muchos lo hicieron.
De pronto las fábricas tuvieron que reactivarse para la demanda excesiva pero los proveedores de pequeños chips base no.
Especialmente controladores de video, son chips baratos, de un dólar por unidad, pero la demanda superió la producción previa al bajón productivo así que no sólo debían recuperar terreno perdido sino que también aumentarla. Aun con las fábricas al 120% no estan pudiendo lograrlo.
Esto afectó la producción de decenas de industrias incuyendo las de automóviles, Ford, Nissan, Volskwagen y General Motors todas informaron que sus fábricas se vieron afectadas y se estima una pérdida de USD 60.000 millones.
Para sumarse a esta situación las cosas se complicaron con la tormenta invernal en Texas que afectó la producción propia en EEUU, un incendio en una fábrica de semiconductores en Japón que obligó a cerrarla, y especialmente la sequía en Taiwan que afecta a TSMC que aun así mantiene las fábricas al 100%.
Todo esto se combina con una mayor demanda por electrificación de muchas cosas que hasta ahora no lo necesitaban, pero las automotrices son el ejemplo de una industria que pocos sabían que era tan dependiente de los semiconductores.
La única que parece haber previsto es Toyota, empresa industrial que si algo sabe es del supply chain, la misma cambió sus planes luego del terremoto de Sendai (Fukushima, recuerdan?) en 2011 y, si bien ellos inventaron el “Just in Time” ahora demandaron a todos sus proveedores mantener un stock de dos a seis meses de producto.
Esto le ha dado una ventaja enorme ya que fueron los únicos que se adelantaron a la crisis y mantuvieron el ritmo.
Pero los chips se fabrican a una velocidad y ésta no puede cambiarse, es un proceso lento e indefectiblemente van a tener que esperar.
Y esos pequeños integrados de 1 dólar son los mismos que administran el funcionamiento de todo pequeño display, desde un teclado a un LCD, de una pantalla de celular a un televisor, desde el control central de tu automóvil hasta el velocímetro. Todo eso se verá afectado y, posiblemente, su precio también.
Aquí los plazos de entrega de componentes ya eran largos, y ahora lo son mucho más (encargás en Marzo, y quizás llega en Diciembre).