Si ya para algunos parecía preocupante esta carrera armamentística entre Sony y Microsoft por el monopolio de los videojuegos esto es tan sólo un movimiento más en la guerra total.
La compra de Blizzard por parte de Microsoft fue un balde de agua fría congeladísima para Sony, hablamos de 69.000 millones, dinero suficiente para resolver los problemas económicos de más de un país del tercer mundo, fue además un golpe duro que hizo bajar las acciones de la firma japonesa.
Comprar Bungie suena a poco en comparación, no concentra tantos títulos pero es un developer más que un distribuidor, y aun no estando Destiny a la altura de Call of Duty es otro de los FPS exitosos que hacen falta para competir.
Al igual que en el caso de Microsoft la idea es dejar que estos estudios queden libres y hagan sus propios juegos como venían haciéndolo pero en el fondo lo que importa es no perder o la exclusividad o la posibilidad de portar a su plataforma.
Es como un equilibrio de guerra fría, donde Sony o Microsoft se ponga demasiado leonino con las restricciones y los exclusivos disparará una cascada de contraataques.
Esta es la verdadera guerra fría, ser dueño de muchos estudios multiplataforma es un deterrente como lo fue tener ojivas nucleares pero en versión gaming.
Para los gamers nada de todo esto es bueno, el exceso de concentración sólo lleva a los oligopolios todopoderosos, es preocupante.
