Para los entes regulatorios de EEUU, Reino Unido y Europa era obvio que había algo malo, la compra de 66.000 millones de ARM por parte de NVidia tenía muchos inconvenientes.
La principal razón para dudar de semejante adquisición es que NVidia participaba del negocio de CPUs usando los diseños de ARM, al tomar control de todo el IP de procesadores se podría posicionar de manera tal que podría negarle información o atrasarla a competidores. Ser el dueño completo del negocio.
Softbank, la actual dueña, no sabe qué hacer con ARM así que pretende deshacerse de esta pequeña gallina de los huevos de oro. Para la firma financiera era un gran negocio porque su transacción involucraba dinero y acciones y estas últimas, las de NVidia, habían aumentado notablemente su valor. De recibir 38.500 millones podría haber recibido 87.000… pero no.
Para el Reino Unido era todo un tema porque ARM originalmente era una empresa de dicho país, pasar a manos de Softbank fue un gran golpe pero la financiera mantuvo a ARM bajo las reglas británicas, pero veían el cambio a NVidia como una afrenta mayor, no sólo salía de su control, además posiblemente afectaría la competencia.
Ahora toda esta operación se ha caído y este pasado lunes decidieron deshacer la oferta y todo el proceso de adquisición porque se les había vuelto muy complejo. Con esto NVidia se quedará sin una herramienta directa para competir contra Intel y AMD en procesadores pero, al mismo tiempo, le sacó la soga del cuello a Apple, Qualcomm, MediaTek y tantas otras que utilizan de base los diseños que provee ARM.