A poco más de seis meses dde la falla del New Shepard de Blue Origin, la empresa publicó un resumen de la investigación explicando qué sucedió, aunque no con muchos detalles.
La misión NS-23 tuvo una anomalía en pleno vuelo y el booster principal explotó, antes de que esto ocurriese el sistema automático de rescate se disparó y la cápsula se separó del booster aterrizando suavemente.
El incidente ocurrió apenas 64 segundos de iniciado el lanzamiento, el sistema de seguridad funcionó como era esperado y si hubiese sido una misión tripulada, según la firma, los pasajeros hubiesen sentido una fuerza G elevada pero nada que afectara sus vidas.
¿Qué sucedió? Según la investigación de Blue Origin, junto a la FAA y la NTSB, el motor experimentó mayores temperaturas de aquellas para las que fue construido, debido a una serie de cambios que habían realizado en su diseño y que impactaron directamente en su desempeño.
Como todo vuelo guarda una cantidad de información enorme en sus sensores en tiempo real se pudieron detectar unas “rayas calientes” en la tobera que mostraban una temperatura inusual, según la firma están aplicando los cambios necesarios y “pronto” volverán a volar.
Ese “pronto” sería este mismo año para retomar los experimentos que la NS-23 llevaba ese día y volver a alzarlos al espacio. Son vuelos suborbitales pero suficientes para poner a prueba ingravidez y condiciones espaciales.
No queda claro cuál booster utilizarán, el destruido era el Booster 3, el 4 es el que utilizan para vuelos con humanos con algunas modificaciones para calificar para ese tipo de vuelos así que será uno nuevo seguramente.