Una falla en un lanzamiento espacial es común, especialmente cuando es uno de los primeros vuelos, pero el fracaso de Virgin Orbit no se debe solamente a eso.
Hoy el CEO Dan Hart anunció a los empleados que despedirían al 85% del staff y dejarían de operar, no pudieron conseguir los fondos para seguir existiendo y no saben qué harán con la compañía. La primera medida es reducirla a su mínima expresión.
No habrá más vuelos ni lanzamientos, serán despedidos 675 empleados quedando sólo 100 en puestos clave, se les pagará lo que se les debe, habrá paquetes y beneficios y adiós. Esto, claramente, deja al remanente de la empresa en un estado de colapso total, un coma inducido del que difícilmente salga, pero por el momento evitan así la bancarrota.
La única posibilidad que queda de salvar la compañía es si efectivamente el gobierno británico quiere tener su propia lanzadera local y deriva fondos para rescatarla, pero así como ya lo hizo con OneWeb una vez, al parecer ya no hay fondos para un segundo fracaso.
El intento de Virgin Orbit era de conseguir USD 200 millones de un inversor y fue eso lo que falló y derivó en los despidos.
La empresa participaba del mercado más difícil de todos en este momento, el de los microlanzadores, su cohete era lanzado desde un 747 en pleno vuelo, pero, si bien puede ser una buena idea, no tiene capacidad de escalabilidad y el negocio espacial es muy caprichoso y volátil.