Seguramente más de un país del terecer mundo estaría necesitando esa cifra para cubrir todas sus deudas existenciales pero Elon Musk prefirió adquirir Twitter.
Por unos $54.20 por acción el billonario se hará de Twitter Inc. y la volverá privada, es decir, que no deberá depender de la opinión/decisión de accionistas ni un board como actualmente sucede en la empresa, y podrá tomar el rumbo que él desee.
Pero siempre hay un pero, en el caso de una adquisición de esta magnitud todavía faltan las aprobaciones de las distintas entidades de control, los demás accionistas, la aprobación final de la junta, etc. Todo esto atrasará la operación final para mediados o fines de 2022.
Musk dijo:
“Free speech is the bedrock of a functioning democracy, and Twitter is the digital town square where matters vital to the future of humanity are debated,”
“I also want to make Twitter better than ever by enhancing the product with new features, making the algorithms open source to increase trust, defeating the spam bots, and authenticating all humans. Twitter has tremendous potential—I look forward to working with the company and the community of users to unlock it.”
Es interesante la mirada de Musk quien es un pleno ignorante de redes sociales desde adentro, siempre las usó como cualquier otro usuario, y que deberá lidiar no con la gente que quiere expresarse honestamente sino con la gran inmensidad de cuentas falsas, operaciones de comunicación y un largo etcétera de ilegalidades más allá de la libre expresión.
Es que Twitter se ha transformado, gracias a su popularidad, en un campo de batalla político, ideológico y lugar operacional de todas las agencias de inteligencia del mundo. Un delirio considerando que originalmente apenas se usaba para decir “qué estás haciendo?”.
La junta se había opuesto inicialmente y plantearon (y aprobaron) la “poison pill” (dividir acciones) para impedirlo, pero al final el dinero manda y aceptaron la propuesta.
