En un inicio, el objetivo de la Raspberry Pi era poder ofrecer una herramienta de bajo costo (25U$S por una computadora casi completa, ¿dónde más?) que pudiera servir para fomentar la enseñanza de las bases de las ciencias de la computación en las escuelas de todo el mundo. El haber sido una plataforma open source desde un principio sin dudas le jugó muy a favor, por la gran comunidad que se armó alrededor para ver hasta qué punto se podía exprimir a la pequeña placa, de tamaño de una tarjeta de crédito.
Sin embargo, está claro que no siempre el fin original de los creadores de algún objeto es el uso que le da la población. Así es cómo vimos a la Raspberry Pi controlando un R2D2, siendo una consola de videojuegos, y sirviéndote un trago en un bar… todas cosas para los grandulones hackers, en vez de ayudar a educar a los chicos 😀 . Por suerte, está bueno ver que desde el lado “oficial” fomenten la creatividad utilizando la Raspberry Pi, y motiven a los chicos (con premios, ¿de qué otra manera se puede motivar a un chico? 😀 ) a solucionar problemas con esta herramienta. Así es cómo, en Inglaterra, organizado en conjunto entre el Centro de Tecnología de Cambridge y la Raspberry Pi Foundation, se llevaron a cabo los Raspberry Pi Awards.
Hubo docenas de participantes, de los cuales se llamó a 14 para que pudieran exhibir sus creaciones. Se permitían utilizar la Raspberry Pi junto con el teclado, mouse, monitor, tarjeta SD, y elementos necesarios para la conectividad a Internet; a cada grupo se le permitió un presupuesto de 50£ para agregar extras a la placa. No hubo restricciones desde el punto de vista del lenguaje a utilizar. Hubo varias categorías de participantes, diferenciándolas por edad: 8 a 11 años, 12 a 16, 16 a 18, y por último una categoría abierta.
¿Qué proyectos ganaron? En la categoría más baja, los alumnos idearon un sistema para ayudar a personas mayores o con discapacidades a responder a la puerta, posibilitando que el usuario envíe un mensaje a quien hubiera tocado el timbre, además de abrir la puerta remotamente (un poco peligroso para mi gusto 😀 ). La siguiente categoría, seguía teniendo en cuenta a personas en situaciones de desventaja; se utilizó la Raspberry como un dispenser automático de píldoras, cuyas dosis podían ser configuradas por un doctor. De este modo, la persona nunca tendría que acordarse qué tomar, sino simplemente de hacerlo. En el caso de que alguna dosis no fuera utilizada, se le enviaría un mensaje a un familiar o vecino cercano, para que pudiera corroborar que esté todo bien.
La tercer categoría era un sistema de vigilancia de condiciones atmosféricas y calidad de aire. La raspberry, junto a ciertos sensores, permitían medir los niveles de temperatura, humedad, humo, monóxido de carbono y dióxido de nitrógeno. Las mediciones se subían a un sitio web, para poder chequearlas en tiempo real, además de compararlas con mediciones desde otros lugares. Por último, la categoría abierta dio como ganador a un grupo que utilizó la Raspberry Pi para poder controlar el consumo de energía de un hogar usando un medidor inalámbrico de electricidad comprado en una tienda normal. El grupo hizo ingeniería reversa del protocolo de comunicación de dicho medidor, para poder mantener un registro del consumo de energía.
¿Qué les parecieron los proyectos? Como dije antes, me encanta que se fomenten desde el lado de la Fundación Raspberry Pi, siendo fieles a sus bases, las ideas útiles para la sociedad que utilicen la pequeña placa. Vía Slashdot.
Pregunta de ignorante: y si en lugar de repartir netbooks en las escuelas se hubieran repartidos raspberrys?